Cómo identificar la policitemia secundaria y qué problemas pueden causarla

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Si al realizarte un análisis de sangre la proporción de glóbulos rojos (es decir, el hematocrito) marca un valor excesivamente alto, padeces lo que se llama policitemia. Llegados a este punto, será necesario determinar la etiología del problema para poder abordarlo.

En función de esta causa, la policitemia puede clasificarse en primaria (que incluye la vera) o secundaria. En el primer caso se trata de un tipo de cáncer de la sangre o está provocada por una mutación genética, mientras que en el segundo está provocada por algún problema de otra naturaleza.

¿Por qué aparece?

Una de las principales diferencias entre la policitemia vera y la secundaria es que, mientras que en la primera suelen observarse niveles aumentados de diversas células sanguíneas (glóbulos rojos, blancos y plaquetas), en la segunda suele limitarse a los eritrocitos (glóbulos rojos), al derivar de un aumento en la producción de eritropoyetina (una hormona que estimula precisamente la producción de eritrocitos).

El diagnóstico correcto y a tiempo del cáncer puede ser determinante en el resultado para el paciente. Sin embargo, en muchos casos los métodos para ello son complejos y llevan tiempo.

A menudo, la policitemia secundaria aparece cuando el organismo está tratando de compensar un problema de oxigenación. Por eso, puede ser consecuencia de enfermedades cardíacas, respiratorias o renales que provoquen hipoxia tisular. Igualmente, puede ser el resultado de la estancia a grandes altitudes (en las que la concentración de oxígeno en el aire es menor) o del tabaquismo.

En otras ocasiones, la policitemia secundaria puede no deberse a un problema con la oxigenación, sino a otros factores que aumenten la producción de eritropoyetina. Aquí se incluirían, por ejemplo, el exceso de testosterona (por ejemplo, como resultado del uso de esteroides androgénicos) o al uso de eritropoyetina para mejorar el rendimiento deportivo (práctica, por cierto, no autorizada en la inmensa mayoría de competiciones regladas).

¿Cómo se aborda?

El principal tratamiento para la policitemia secundaria, en cualquier caso, va a suponer tratar la causa subyacente. En condiciones normales, esto debería valer para que el problema se solucione en consecuencia.

Un niño durante su tratamiento contra la enfermedad.

Mientras tanto, existen algunas estrategias, como la flebotomía o sangría (extracción de sangre) que pueden ayudar a normalizar el hematocrito y a reducir la viscosidad de la sangre, y con ello reducir el riesgo de trombosis y los síntomas asociados si los hubiera.

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