Modorra: por qué te sientes cansado después de comer y cómo prevenir este estado de somnolencia

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Todos hemos sentido alguna vez ganas de dormir o cansancio después de comer pero, ¿le ponemos nombre a esta sensación? Conocida por la mayoría como modorra y de forma más técnica como somnolencia postprandial, ambos términos se utilizan para definir una disminución de los niveles de energía de nuestro cuerpo después de haber realizado una comida, sobre todo cuando es abundante y rica en hidratos de carbono y grasas.

La nutricionista Itxaso Erasun Gorostidi, colaboradora de la app Glucovibes que analiza cómo la glucosa afecta a la salud metabólica, nos da las claves para entender por qué se produce y cómo podemos evitarla. La experta explica que la somnolencia es una experiencia subjetiva que aumenta tras la ingestión de alimentos pero que el cuerpo no actúa igual con todos los alimentos.

“Es con las comidas altas en hidratos de carbono y grasas como paellas, risottos, lasañas, pastas… cuando nuestro organismo se siente más decaído y entra en un estado de modorra. Sin embargo, las comidas equilibradas en macronutrientes o ricas en proteínas como pescados o carnes al horno o a la plancha con vegetales y tubérculos, por ejemplo, disminuyen la sensación de modorra”.

Barriga cervecera

¿Qué ocurre tras la ingesta de comida? Pues que para facilitar la digestión y el transporte de nutrientes absorbidos a las células y tejidos, la sangre se dirige al tracto gastrointestinal tras terminar de comer. “Esto hace que nuestro cerebro reciba menor cantidad de sangre y ese desvío hace que se produzca la somnolencia”, añade Erasun.

Tras una comida copiosa se puede producir una hipoglucemia reactiva (glucemia por debajo de los 70 mg/dl) que se genera normalmente tras una hiperglucemia, provocada por ingerir un alto aporte de hidratos de carbono y/o ausencia de fibra. La especialista indica que esta situación “se asocia a una necesidad elevada de insulina que puede producir una caída del nivel de glucemia por debajo del nivel previo a la ingesta, generando somnolencia, hastío o incluso antojos y ansia de comer al poco tiempo de terminar la ingesta anterior”.

Sin embargo, no todos los hidratos de carbono aportan lo mismo y aunque suelen ser más complejos de digerir para nuestro organismo, como explica la nutricionista, también son necesarios para mantener una alimentación saludable. “Para evitar el estado de modorra será suficiente con ajustar la ingesta de hidratos de carbono y proteínas para mantener los niveles de glucosa en sangre estables. Para ello, prioriza hidratos de carbono complejos como los tubérculos, frutas, granos enteros, legumbres”, recomienda la experta.

La especialista recomienda prestar especial atención al orden de los alimentos para que nuestro organismo entienda cómo debe actuar ante la ingesta de cada uno de ellos. “Empieza por los vegetales y proteínas y acompáñalos de hidratos de carbono complejos. Reduce todo lo posible la ingesta de alcohol en las comidas”.

Ultraprocesados.

La nutricionista señala que esta modorra suele producirse aproximadamente una hora después de comer: “Después de realizar la comida copiosa, los alimentos llegan al estómago y al intestino, donde empieza la digestión y una serie de liberación de hormonas gastrointestinales que regulan el vaciamiento gástrico y provocan un aumento del triptófano en sangre, lo que hace que el cerebro disponga más serotonina y melatonina, neurotransmisores que dan lugar a la somnolencia”.

Asimismo, aclaró que este estado de somnolencia afecta de la misma manera a niños, adultos y ancianos porque quien lo desencadena en realidad es el desequilibrio de los macronutrientes. ¿Qué nos puede ayudar a combatir la modorra? En el caso de los adultos, la cafeína es un potente estimulante, que se encuentra en el café, té y en el chocolate, y que actúa en el sistema nervioso central. “Su consumo va a activar de nuevo el sistema nervioso, evitando de alguna manera ese estado de baja energía o modorra”. Otra alternativa sería, siempre que sea posible, dormir una pequeña siesta. “Realizar una siesta de no más de 30 minutos puede ayudar a descansar al cuerpo y despertarse con más energía de la que teníamos después de la comida”, concluye Erasun.

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