Así es el trastorno de ansiedad generalizada: «Vivo con taquicardia»

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Los trastornos de ansiedad son uno de los motivos más comunes por los que las personas acuden a pedir atención psicológica. No es para menos; las personas que conviven con ellos saben bien hasta qué punto pueden interferir en el curso de la vida diaria.

Existen multitud de trastornos de ansiedad con características diferentes, y cada uno de ellos presenta sus propios retos en el día a día. Uno de los más comunes es el de ansiedad generalizada, en el que más que intensos ataques puntuales de pánico existe una tensión o preocupación que persiste y que lo tiñe todo.

«Al final, deriva en tristeza»

«Es muy difícil. No puedo vivir con incertidumbre, porque estoy pensando en el futuro todo el rato; no puedes planear nada, organizarte o estudiar por la preocupación constante«, ilustra Gabriela (nombre ficticio), una joven que padece este trastorno.

Los pensamientos intrusivos pueden volverse patológicos si nos generan una gran angustia.

«Vivo con taquicardia diaria, y aunque la medicación ayuda, como al día siguiente tenga algo que se sale de mi zona de confort, soy incapaz de dormir», añade. «Muchas veces, no eres capaz de pensar. Tu cabeza se queda en blanco, como sin poder hacer cosas», indica.

«En el día a día te paraliza mucho. Puedes estar tres horas frente al ordenador pensando en que tienes que hacer algo, pero te da ansiedad y lo intentas evitar. Y luego estás todo el tiempo pensando que lo tienes que hacer», continúa. «Al final, deriva en tristeza, rompes a llorar y la única manera de calmarte es con un ansiolítico», relata.

«Es no poder vivir en el presente. Significa vivir esperando, nerviosa por lo que pueda pasar y con miedo a cualquier cosa que te cambien los planes», resume.

Tanto la ansiedad como la depresión pueden provocar un peor descanso por la noche. Además, los medicamentos que se usen para tratarlos pueden tener efectos secundarios como el insomnio.

«No es una tontería, puede hacerte enfermar»

Los pacientes con ansiedad generalizada a menudo tienen un largo recorrido a la hora de encontrar un tratamiento apropiado, ya que la respuesta de cada persona puede ser muy diferente.

«Me lo diagnosticaron hace tres años, cuando empecé la terapia, pero he empezado a tomármelo más en serio cuando me lo ha dicho mi tercera psicóloga. Cuando tienes taquicardia todos los días, puedes pensar que se debe a problemas externos o a algo en tu ambiente, pero llega un momento en el que te das cuenta de que no es normal. Por eso ha sido este año cuando me lo he empezado a tomar como algo que está dentro de mí, algo que es un rasgo mío», narra.  

«He estado recibiendo psicoterapia en dos asociaciones, y he ido al psiquiatra de la Seguridad Social. Al principio no quería recetarme medicación, pero se la pedí yo y me es muy útil. También me ayuda mucho hacer algo que me guste cada día, si es posible al principio del día. Eso me quita mucha ansiedad», explica.

El trastorno esquizoafectivo combina síntomas psicóticos con otros de trastornos del ánimo.

«En general, mi paso por la Seguridad Social ha sido ineficaz. La psicóloga me veía una vez al mes, me mandó un libro, me trataba como si mi problema no importase… Y la psiquiatra hizo lo mismo. Decía que el problema era mi ambiente, pero eso no me ayudaba», reflexiona. 

Precisamente, Gabriela denuncia que este es uno de los grandes problemas con los que se encuentran las personas con este trastorno: «La ansiedad generalizada casi siempre va ligada a otras cosas. Debería mejorar la asistencia psiquiátrica a la ansiedad: no es una tontería, la ansiedad puede hacerte enfermar, es estrés».

«Hay días que no puedes trabajar, aunque no te quede otra»

Como es lógico, los síntomas de la ansiedad generalizada afectan a muchas esferas de la vida, desde las relaciones al ámbito laboral. Así lo refleja Gabriela: «Te montas muchas películas, y tienes que diferenciar lo que es real y lo que es producto de pensar demasiado. En situaciones sociales, puedes sentir que los demás te tratan como una niña, por ejemplo, y te obsesionas. Te puede hacer estar muy irritable».

Una mujer tomando antidepresivos.

«Te paraliza mucho, pierdes mucho tiempo y tienes que ser muy fuerte. Estás en blanco, se te olvidan las cosas… te están diciendo por ejemplo que mañana tienes una cita y mientras lo apuntas se te ha olvidado», cuenta.

«También», reconoce, «somatizas mucho. Te mareas, tienes náuseas durante días, vomitas solo por la ansiedad, tiemblas, te pones mala del estómago… Hay días que no puedes trabajar, aunque no te queda otra».

«Es raro y es difícil, pero es con lo que una tiene que aprender a vivir. Cuando la tienes, supongo que lo que tienes que hacer es encontrar métodos para funcionar mejor«, opina.

Medicamentos.

«La gente no es adivina, tienes que explicarlo»

Como sucede con la mayoría de trastornos de la salud mental, los de ansiedad están cubiertos por un velo de incomprensión, que puede dificultar aún más la integración social y laboral de las personas que los padecen.

«No hay paciencia con nosotros. A veces tus propios amigos pueden no darle importancia; te dicen ‘ansiedad, como todo el mundo, ¿no?’. Poca gente lo sabe, lo tiene en cuenta o le da importancia», lamenta Gabriela».

«Pero también, la gente no es adivina, tienes que explicárselo. Que es algo con sus síntomas, sus causas, su tratamiento… Y si tu ambiente no te ayuda, te dificulta mucho más las cosas», aconseja. «Quizás no puedes hacerlo con todo el mundo, y va a haber gente que no le dé importancia, pero a lo mejor puedes llegar a acuerdos», cuenta.

Imagen de tabletas de vitamina B.

«Hay formas de que todo vaya a mejor»

A todo el que reciba, por primera vez, un diagnóstico de un trastorno de ansiedad generalizada, esta joven les recomienda «hacer cosas que les gusten, pedir lo que necesites a los demás, porque no es malo, y tener paciencia con uno mismo».

«Es duro. La ansiedad puede ser un estado o un rasgo, y cuando te dicen que es un rasgo de tu personalidad, que va a estar siempre contigo y que lo único que puedes hacer es tratar de controlarlo… Pero hay formas de que todo vaya a mejor y no todo va a ser siempre igual. Habrá días que no tengas ansiedad, y a veces seguramente hasta se te olvide», concluye.

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