La mayoría de las mujeres desconoce su riesgo de enfermedad cardiovascular: «Es la primera causa de muerte y es difícil de detectar»

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Hay ciertas patologías, más allá de las que afectan a los órganos que normalmente dividen a los hombres y las mujeres, que se asocian de manera casi universal a uno de los dos sexos. Efectivamente, puede ser que uno tenga más riesgo que otro de padecerla o que se manifieste de manera característica en cada uno de ellos, pero a menudo esto es un error, porque nos puede llevar a ignorar que se dan en el otro.

Sobre este fenómeno pone el acento la fundación CardioDreams, que explica que «la gran mayoría de mujeres de edades entre 50 y 70 años de nuestro país desconoce que puede padecer alguna enfermedad cardiovascular, y que esta es la principal causa de muerte entre la población femenina». Esta conclusión, explican, parte de los primeros 650 chequeos cardiovasculares gratuitos realizados como parte de la campaña ‘Directas al Corazón’, en la que un 11% de ellos arrojó un resultado positivo en una patología significativa.

«Las mujeres a partir de cierta edad están en riesgo»

Con el fin de entender los detalles de esta problemática, 20minutos se ha puesto en contacto con el doctor Xavier Ruyra, fundador y presidente de la Fundación CardioDreams y jefe de Servicio de Cirugía Cardiovascular del Instituto del Corazón Quirónsalud Teknon.

Una persona con sobrepeso.

«En general», comienza a explicar, «la sociedad no sabe, y las mujeres tampoco, que a partir de cierta edad están en riesgo de tener enfermedad cardiovascular. Y se trata de la primera causa de muerte, muy por encima por ejemplo del cáncer de mama que se sobreentiende que es más peligroso».

Este desconocimiento, dice, se debe a una suma de factores: «El primero es que la enfermedad cardiovascular en la mujer aparece a edades más avanzadas que en el hombre, y con características diferentes, más difíciles de detectar».

«Cuando pensamos en un infarto, pensamos en un hombre»

«Siempre que pensamos en un infarto», continúa el experto, «pensamos en un hombre relativamente joven, con un dolor en el pecho que se le va hacia el brazo; en las mujeres, la clínica del infarto es muy diferente».

Una persona que sufre un ictus.

«Tampoco existe una noción de que a partir de los cincuenta años con la menopausia las hormonas que protegen a la mujer dejan de tener ese efecto, y se acelera un poco todo lo que acelera la enfermedad cardiovascular», aduce.

«Las mujeres, cuando están delante de síntomas que podrían indicar una enfermedad cardiovascular o no los interpretan como tal o acuden más tarde al médico, y eso siempre hace que el pronóstico sea peor. Y los propios médicos a veces tampoco somos conscientes de que los hombres y las mujeres son diferentes», explica.

«En las mujeres, los problemas son más sutiles»

Un punto importante, por tanto, es cómo este tipo de estas enfermedades tienden a tomar formas distintas en hombres y en mujeres. «Mientras que en los hombres», dice Ruyra, «sí que puede cumplirse algo más esa imagen que decíamos, en las mujeres problemas como la angina de pecho o el infarto son mucho más sutiles; muchas veces, son molestias torácicas inespecíficas, como una sensación de mala digestión o signos que pueden parecer muchas otras patologías».

Una mujer entristecida

«Son cosas que por la magnitud que tienen deberían poner mucho más en alerta a la mujer, pero que no lo hacen porque no saben cómo interpretarlo. Por eso, en la patología coronaria las diferencias son muy marcadas», afirma.

«También hay brecha de género en la atención médica»

Aún así, no toda la desigualdad que existe en el diagnóstico cardiovascular entre los hombres y las mujeres puede explicarse desde el lado del paciente; también debemos mirar a los profesionales. «Se habla mucho de la brecha de género en temas laborales o de derechos, pero la brecha que hay en atención médica también es importantísima», reflexiona este doctor.

«La mujer accede mucho después y mucho menos a los diagnósticos y a los tratamientos de la enfermedad cardiovascular y los médicos tampoco lo interpretan, y eso determina que en menos del 20% de las mujeres que acuden a la consulta con un problema cardiovascular ese problema se aborda de una manera efectiva».

Un 85% de los pacientes con asma grave no reciben un tratamiento adecuado.

«Otro problema es en la carrera de medicina no te enseñan las diferencias que hay en la atención cardiovascular entre hombres y mujeres. No hay una asignatura de género, y es evidente que las mujeres tienen patologías diferentes de los hombres y otras muy similares a la de estos, pero a veces con características diferentes», defiende. «Yo creo que eso debería enseñarse en las facultades porque si no lo que ocurre es que cuando una mujer va a urgencias con un dolor torácico en un 50% de los casos eso se etiqueta de ansiedad, depresión o cosas absolutamente peregrinas que no tienen nada que ver con una enfermedad que puede ser grave».

«Hay mujeres que se preocupan más de los demás»

A todo esto se une, subraya Ruyra, el impacto de los estilos de vida actuales. «Los factores de riesgo cardiovascular», señala, «en la mujer siempre son más graves y tienen más impacto que en el hombre: cuando aparecen una mujer de 50 o 55 años, la hipertensión, la diabetes, el sobrepeso o el colesterol suponen más riesgo para ellas».

«Y aunque ahora las mujeres jóvenes hacen mucho deporte todavía hay muchas que fuman, más que los hombres, tienen a veces vida más sedentarias y luego que en España el rol de la mujer todavía se asocia en muchos casos a cuidar del hogar, los niños o el marido. Todavía hay muchas mujeres que se preocupan más de la salud de los de alrededor que de la suya propia», argumenta.

La apnea del sueño se distingue por somnolencia diurna y ronquidos.

«Hay que enseñar que existe una medicina de género»

Por eso, el experto opina que es muy importante continuar con la tarea de «informar, comunicar y divulgar que la principal causa de muerte en las mujeres es la enfermedad cardiovascular, que esa enfermedad cardiovascular aparece sobre todo a partir de los 50 años».

También, dice, «que igual que la mujer se hace controles de cáncer de mama cada ciertos años, paralelamente se deberían hacer una consulta cardiovascular: un pequeño chequeo que, con pocas pruebas rápidas que no son cruentas te puede poner en la pista de que tienes un problema. A estos chequeos debe tener acceso toda la población, desde la sanidad pública o la sanidad privada». Este es precisamente el objetivo de la campaña ‘Directas al Corazón’, que ya ha realizado 650 chequeos de esta clase gratuitamente y tiene la meta de llegar a los 2.000.

Y por último, «cambiar la mentalidad de los médicos. Enseñar que existe una medicina de género con diferencias importantes. De la misma manera que no tratamos igual a los niños de tres años o a los ancianos de 90, no podemos tratar igual la enfermedad cardiovascular en el hombre y en la mujer», concluye. 

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